El
Internet: El virus asesino del país
Escrito
por Bill Frezza, el columnista
Al Gore lo sabe. Newt Gingrich también lo sabe.
Los adictos de la radio lo pueden olerlo, por lo menos aquellos que saben la
lectura y escritura.
Nuestro tejido ciudadano está desintegrando. Y
como lo hace, la información incontrolada, digerida y no administrada
lleva arrojando. La cornucopia salvaje de las ideas y opiniones tiene un
reinado libre y que nunca hubiera aprobado en una amplia difusión que se
filtra a través de conformidad de los viejos medios de la
información.
Cuida muy atentamente como diversos órganos del
estado se despiertan ante el peligro y enciendan sus sistemas
inmunológicos.
El congreso puede promulgar todo tipo de restricciones de
la encriptación fuerte. El FBI puede contratar a miles de los
informadores para supervisar los grupos Usenet. Los los senadores
grandilocuentes pueden culpar a la incitación al odio electrónica
y a la pornografía digital. DA local puede embarcar en las cazas de
brujas persiguiendo a los operadores del tablero de anuncios fuera del control
del estado. El Departamento de Justicia puede declarar la guerra contra las
empresas informáticas que se hacen más poderosos que no es
permitible en el negocio bancario. El IRS puede utilizar el análisis del
patrón para rastear a los lavadores de dinero electrónico. Hasta
el Servicio Postal de los Estados Unidos que puede involucrarse ofreciendo el
servicio de validar el correo electrónico. ¿Hoy día es
el servicio mañana ya es la exigencia?
Pero cada ataque a la libertad de la red generará
unos 10 manipulaciones técnicos. Los cybercrats no pueden ser más
listos que los cypherpunks. Deje Ginrich y Gore que señalen la llegada
de la información de autopista para que la gente pueda utilizar para
replicar a nuestros líderes. Su sueño inalcanzable de
democracia participativa tendrá una corta existencia.
Porque esa carretera no le lleva a Washington. Los
ordenadores en red y el torrente de información que llevan son
descentralizados, desestabilizados e incontrolables es una ruta virtual de Ho
Chi Minh de ciber-insurgencia.
La revolución de la información
transformará las políticas del poder tan seguro como transformó
los medios de radiodifusión hace 70 años. Sólo que esta
vez el poder delegará atrás hacia los recursos y no hacia los
demagogos buscándose capturarlo. La red subvertirá el mecanismo
centralizado y económico y el de control social que permitió a los
grandes estados de bienestar durante la guerra [33]
del siglo 20 para predominar nuestro comercio, nuestro paisaje psíquico
y aún nuestra definición de quiénes somos.
¿Por qué mucha gente reflexivamente
encuentra el gobierno como la solución de sus problemas? ¿Por
qué nos agruparon en los grupos displicentes con las marcas
diseñadas para promover las guerras sonidas? ¿Quién nos
fustiga implacablemente de la crisis en un esfuerzo por enfocar nuestra
atención en cualquier iniciativa de política social que ocurre
para rematar la agenda en Washington? ¿Por qué nosotros siendo
los cuidadanos de una sola nación [22], fundados
sobre la primacía del individuo perdimos en tales
costumbres de la dependencia en las que no podemos pensar ni actuar ni
cuidarnos nosotros mismos? ¿Qué nos afectó ser decadentes
siendo la gente?
¿Puede tener algo que ver con la manera que los viejos
medios predominaban el discurso público? Los viejos medios eran la
sierva del estado leviatán [33] empezando con las
reuniones hogareñas de FDR hasta la maquinaria de propaganda de Hitler
hasta la prensa de la Casa Blanca que percibía el mensaje del
día dicho por Bill Clinton.
Pero no era sobre los nuevos medios. Mire que ocurre
cuando la gente salgan de sus rebaños recorren la red buscando
cualquier discurso e ideas que adaptan sus propios predilecciones. Espere el
día en que los cuidadanos incesantemente encuestados por los
líderes que tratan de saltar delante de cada desfile que pasa ni
siquiera responder a las preguntas. ¿Le parece qué su grupo va a
tener una parte justa del botín sus represantivos elegidos planifican
hurtar del grupo? Me perdí.
Soy americano y mis hijos serán los cuidadanos
libres de la red. Ellos pueden vivr en este país o otro, pero su
relación económica y social se encontrará en todo el mundo
sin ningún esfuerzo. Y sus hijos se sorprenderán mucho en los
conceptos de soberano céntrico tal como la balanza de comercio
nacional así como seríamos desconcertados si Connecticut pasara
los aranceles punitivos para detener la marea de los productos de New Jersey.
Y lo mejor de todo, nunca más marchará la
generación de jóvenes con el fin de que mueran en junglas del
extranjero durante un conflicto prolongado y manipulado por los medios de las
creencias nacionales. La guerra puede retrocecer a un estado inútil del
asunto local de tribu que todos no lo comprenden menos los antagonistas
lastimosos.
¿Qué tal si dieran una conferencia y nadie
habría venido?